
LA SINERGIA: EL PRIMER
De acuerdo con el Dr. Juan Carlos Rommi, eminente sexólogo argentino, se pueden encontrar para la construcción del amor “bueno” cuatro pilares fundamentales: la sinergia, el afecto, el deseo y la amistad.
El primero de ellos, la sinergia nos habla de cómo una relación debe procurar ser buena para ambas personas, debe haber una retribución igual, suficiente y valorable para las partes implicadas. En términos matemáticos, deberíamos considerar una relación como la suma algebraica de las fuerzas que en ella se comprometen, es decir, ambos deberían contribuir equitativamente en lograr estabilidad, confianza, afecto, el mantenimiento del deseo, pero sobretodo el bienestar mutuo. Este balance utópico es poco común, y lo que en general se observa es que uno de los dos tiene una inversión mayor y el otro simplemente “se deja amar”.
La sinergia habla de ese estado que procura para ambas partes el beneficio, esta condición en la que solo si se avanza en equipo se considera como resultado positivo: una pareja sinérgica estarán mejor porque están juntos, alcanzaran más rápidamente las metas individuales que se han propuesto, y sobretodo tendrán en estos logros gozo colectivo. Una pareja en sinergia podrían por ejemplo impulsarse mutuamente para estar en forma, tener una empresa, alcanzar logros académicos, comprar una casa o irse de vacaciones, pero también se regocijaran en las proyectos que el otro consiga llevar a buen término, pues como pareja entienden que el roll que ejercen es decisivo para su conyugue.
Sinergia es a veces, hacer silencio cuando alguno está estudiando, y otras es estudiar con él o ella, a veces podrá hacerse cargo de la cena y otras aplaudir una presentación.
La sinergia implica un conocimiento muy intimo de las cosas que desea nuestra pareja, de sus aspiraciones y de las metas que se han construido en común, significa que hubo, hay y habrá un dialogo perdurable que transforma un sueño en nuestro sueño, y que pone al servicio del proceso todas las cualidades que nos hicieron elegir a esta persona en particular.
AMAR SIN POSEER
El amor y la posesión son terminos que comunmente suelen confudirse, sin embargo es muy sencillo diferenciarlos si nos detenemos y analizamos nuestra conducta. Los seres vivos se aman y los objetos los poseemos.
Talves puedas confundirte un poco, sin embargo es una ecuacion sencilla, el amor para las personas y poseer para la propiedad. Cuando esta premisa nos acompaña, podemos desprendernos de comportamientos que generan dolor y desilución. Si continuamos con la idea de la posesión, la necesidad satisfecha es su consecuencia, y por otra parte la insatisfacción conlleva frustración, otra vez, como quien espera de un electrodoméstico cumpla con su función.
Elegir y ser elegido nos plantea un escenario de equidad, donde ambas partes se sienten obligadas a mostrar sus cualidades para formar un dueto impresionante.
La definición equivocada del amor, mediada por la literatura, el cine, las telenovelas y la música, genera confusión e influye en las aspiraciones y desiciones de los individuos.
Uno de los mitos que nos dejó la concepción de amor tradicional, es la homologación que hacemos entre los verbos amar y poseer. Frecuentemente solemos referirnos a nuestros seres queridos con adjetivos posesivos, mío, suya, tuyo son palabras que se usan con más frecuencia de la que deberíamos. Tan mal entendimos el amor, que no podemos separar la idea de amar al concepto de la propiedad, sin notar que convertimos en cosa a una persona, al hacer al otro un objeto que nos pertenece le privamos de las características que en un principio amamos, esperamos de este objeto cualidades, beneficios, como quien compra un celular y esperamos que funcione genial y cuando ya no funcione o no cumpla con nuestras necesidades, nos desaremos de el.
Amarse supone que la pareja está en igualdad de condiciones, es elegirse sin poseerse, caminar cuerpo a cuerpo y no jerarquizarse. Es importante mantener el respeto y recordar siempre el por qué estas con esa persona que consideras una cosa, si cuando la conociste decidiste pasar con el ella el resto de tu vida porque te enamoro su sonrisa, su voz y la capacidad de entenderte. Puedes amar sin poseer y esta persona especial será tuya para siempre.
El AFECTO: EL SEGUNDO PILAR DE AMOR
El segundo de los pilares del amor bueno es el afecto, aunque podamos encontrar millones de definiciones de este sentimiento, podemos simplificarlo todo pensando en que el afecto es una fuerza de la naturaleza que mueve a las personas, incluso podemos llevar nuestro cuerpo y mente mas alla capacidades, y todo por esa persona especial que alegra nuestras vidas.
Esta fuerza tiene un punto de partida y se dirige hacia algo o alguien con una determinada intensidad. Este sentimiento que expresamos y dirigimos hacia nuestro ser amado se alimenta y crece con más fuerza gracias a la respuesta de esta persona a la que tú le expresas amor. Es entonces una fuerza que debería ser bidireccional, y que como consecuencia de su ejercicio tiene resultados en el objeto que la recibe y en el que la ofrece.
Cuando realmente sentimos que nuestro cuerpo se siente atraido fisica y espiritualmente hacia otra persona, el narcisismo se hace a un lado para dar espacio a el afect, a crear lazos mas fuertes que la distancia y que incluso transienden en el tiempo. No hay reducción en el valor total de la fuerza, solo hay una redirección de parte, todo aquello que hacía solo para mí, ahora hago algo también por el otro. El afecto es la razón que nos impulsa a dejar la última tajada del pastel para tu pareja, la razón por la que hacemos que la cotidianidad se convierta en una muestra de afecto, contruyendo las bases para una relacion cargada de buena energia, podras ver como poco a poco el camino hacia la felicidad se dibuja en el horizonte.
Saber que esta persona a la que le has abierto tu corazon es realmente feliz a tu lado y se siente completo y realizado al igual que tu, por compartir momentos o frases especiales para esa persona con la que dispones pasar el resto de tu vida, o simplemente construir hermosos recuerdos que te acompañaran para toda la vida.
EL DESEO: EL TERCER ELEMENTO
El tercer elemento del amor bueno es el deseo, no solo basado en la satisfactoria experiencia de hacer el amor, pero evidentemente es imposible excluirla.
El deseo podría definirse como el gusto, la elección constante y decisión inquebrantable de permanecer junto y para el otro.
Hay por su puesto en el amor de pareja un componente que pasa por el gozo del cuerpo del otro, el gusto por el disfrute de la intimidad y la piel. Pero hay que hacer extenso este momento, el verdadero deseo se alimenta con la ropa puesta, disfruta la mutua compañía, olor, el recuerdo de la intimidad, encuentra en el otro su “tipo” de persona, se emociona con su proximidad, y también está atento para ser atractivo, mantiene la emoción y estimula la complicidad. En el buen amor, el deseo es un ejercicio diario y mutuo, que hace de la rutina un evento cargado de sensualidad.
Cuando una persona se compromete en una relación, empieza a compartir los momentos más allá de estar constantemente al lado de su pareja, envía mensajes, hace planes y mantiene la expectativa. Una vez llega a la cama con el proceso completo, el sexo es la culminación de un día cargado de curiosidad y apetito.
El deseo implica también tácitos tratos entre la pareja, con el tiempo se desarrollan códigos y se encuentran puntos de conexión y permisos que se expresaran entre el dúo. Los acuerdos sobre la intimidad de la pareja corresponden a un dialogo permanente y libre, admite en el otro deseos y fantasías sin escandalizarse, no juzga. El equilibrio de lo que se mantiene en los terrenos de la imaginación y aquello que se ejecuta, corre por cuenta de un consenso entre adultos que encuentran placer y tienen gustos similares. La experiencia sensual no tiene que ser siempre novedosa y extravagante para ser gratificante, lo que si debe ocurrir es que la conversación pueda abarcar las fantasías y deseos en una suerte de intimidad verbal que supera la que se tiene con cualquier otra persona.
El CUARTO COMPONENTE: LA AMISTAD
Nuestro cuarto elemento es probablemente el más importante de todos, las parejas suelen restarle importancia y esto puede traer graves concecuencias. Las terapias de parejas han determinado que las personas que se comprometieron en una relación, en realidad nunca se consideraron entre ellos verdaderos amigos, esta crisis podria desencadenar acciones legales como el divoricio o separación, sin olvidar el daño emocional causado entre los pares.
La amistad no es un asunto ligero. Hay unos criterios que se deben cumplir sin excepción. El primero es la ausencia de jerarquías: en la amistad, no existe un jefe, no hay diferencia a la hora de hacer una broma o de pedir un favor, ambas partes deben sentirse en la libertad de ser quien necesite y quien ayude. La amistad se manifiesta entonces en el ocio y en la crisis. Es amigo a quien llamamos para celebrar y también nuestro héroe en la tragedia. Y esta relación es mutua e incondicional. Como un ejercicio sencillo, podemos hacer cuatro listas, en las primera anotaremos quienes son nuestros contactos de emergencia: ¿a quién llamamos sin recitamos un préstamo?, ¿quién es nuestra primera opción en una crisis? La segunda debe tener la lista de nuestros contactos para la fiesta, para la celebración, ¿quiénes son nuestros invitados a cenar?, ¿con quién te irías de vacaciones? La tercera lista es la de las personas que cuentan con nosotros, quienes acuden buscando ayuda y sienten alivio con nuestra presencia. La ultima tendrá a aquellos que nos llaman para disfrutar de la vida, de los que esperamos la invitación. Las cuatro listas, en un mundo ideal, debería tener a las mismas personas en su lista de contactos, en todas ellas el primer nombre debería ser el de nuestra pareja.
El segundo aspecto es la lealtad que nace de esa amistad que se mantiene en los lugares más oscuros de la historia personal, se defiende frente a terceros y se respeta incluso en las diferencias ideológicas. Lamentablemente la idealización del amor romántico ha hecho pensar a las personas que la amistad está en un escalón diferente a la de la pareja, cuando en realidad es el pilar principal que sostiene la relacion en los momentos de dificultad.